Se le denomina Revolución mexicana al movimiento armado, social y cultural que comenzó en México en 1910 a raíz de la dictadura del General Porfirio Díaz y que culminaría oficialmente con la promulgación de una nueva constitución siete años después, aunque los brotes de violencia continuarían hasta finales de la década de los veintes. El movimiento que este 20 de noviembre de 2016, cumple 106 años, tuvo gran impacto en los círculos obreros, agrarios y anarquistas a nivel internacional pues la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 fue la primera en el mundo en reconocer las garantías sociales y los derechos laborales colectivos.

La lucha armada se origina tras el fraude electoral perpetrado en 1910 por el General Porfirio Díaz Mori, quién se había mantenido de manera casi ininterrumpida en la presidencia de México desde 1876. La presidencia de Díaz se había caracterizado por impulsar la industrialización y pacificación del país a costa de la sobreexplotación de las clases campesina y obrera, concentrando la riqueza, el poder político y el acceso a la educación en un puñado de familias poseedoras de grandes latifundios y en algunas empresas de origen extranjero, principalmente francesas, británicas y estadounidenses.

En las elecciones de 1910 Díaz había tenido como adversario a Francisco I. Madero, un acaudalado empresario educado en el extranjero que simpatizaba con las reformas sociales que desde hacía varios años eran promovidas por intelectuales como Antonio Horcasitas o los hermanos Jesús y Ricardo Flores Magón. Díaz mandó arrestar a Madero mientras hacía campaña en Monterrey y posteriomente lo trasladó a San Luis Potosí, mientras tanto Diaz pudo reelegirse nuevamente a la Presidencia de la República. Madero consiguió huir y exiliarse en San Antonio, Texas, donde redactó el Plan de San Luis en el cual convocaba a un levantamiento armado que debería dar inicio el 20 de noviembre de 1910 a las 18:00 horas. Adicionalmente, el plan declaraba nulas las elecciones de 1910, desconocía al gobierno de Díaz, nombraba a Madero presidente provisional, restituía a los indígenas las tierras que se les había incautado mediante la Ley de baldíos establecía el principio de no reelección para los puestos políticos en el país.

Francisco I. Madero caudillo pieza clave en la Revolución Mexicana

Diversos rebeldes y caudillos populares respondieron al llamado pero nunca formaron un movimiento homogéneo ni compartieron los mismos ideales. Lo mismo peleaban campesinos indígenas encabezados por Emiliano Zapata, quienes reclamaban el robo ancestral de sus tierras, que las tropas de Francisco Villa, un forajido que extendió los conflictos hasta el territorio de los Estados Unidos. El 20 de Noviembre de 1910 se llevaron a cabo trece enfrentamientos en Durango, San Luis Potosí, Veracruz y Chihuahua. La lucha contra el ejército federal se extendió por todo el país pero duró poco, pues el presidente Díaz renunciaría cinco meses después. Tras su caída se inició una lucha fraticida entre rebeldes e ideologías que costaría la vida a un millón de mexicanos, el 10% de la población total de aquella época.

Tras la renuncia del presidente Díaz se formó un gobierno provisional encabezado por Francisco León de la Barra que entregaría la presidencia a Madero en 1911, sin embargo dos años después Madero sería víctima de un golpe de estado encabezado por el general Victoriano Huerta. El efímero gobierno maderista había sido incapaz de pacificar el país y los caudillos enfocaron la lucha en contra del nuevo gobierno. Para frenar la carnicería Venustiano Carranza, el gobernador del norteño estado de Coahuila formó el Ejército Constitucionalista con miras a pacificar el país adoptando la mayor parte de las demandas sociales esgrimidas por los rebeldes e integrándolas a una nueva Constitución de corte progresista. Carranza logró plasmar la mayor parte de las demandas en el texto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, pero su deseo de pacificar el país probó ser más fuerte que su habilidad para solucionar los problemas que habían dado origen a la violencia, así que uno a uno fue asesinando a los rebeldes del movimiento.

El gobierno de Carranza duró poco. El general Álvaro Obregón, quien se había desempeñado en la primera etapa de su gobierno como Ministro de Guerra y Marina, se sublevó al verse en desventaja en su lucha por la candidatura oficial en las próximas elecciones federales y le dio muerte el 21 de mayo de 1920. Obregón asumió el poder y demostró no sólo ser un hábil militar, pues terminó de pacificar la mayor parte del país, sino un hábil político que fomentó la creación y a la vez se hizo del apoyo de múltiples sindicatos y centrales obreras. Fue sucedido por el también general Plutarco Elías Calles, quien promovería algunas leyes anticlericales que provocarían la Guerra Cristera y fundaría el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que se mantendría en la presidencia de la República por más de setenta años. Aunque la reelección estaba expresamente prohibida por la Constitución de 1917, Obregón consiguió hacerlo en 1928 pero fue asesinado por un extremista católico antes de tomar posesión del cargo.

Otras figuras que destacaron en la revolución: Los generales Lázaro Cárdenas del Río, Abelardo L. Rodríguez y Manuel Ávila Camacho, todos presidentes electos de México después de la administración del Presidente Calles, los pintores comunistas Diego Rivera, José Clemente Orozco y Frida Kahlo, los intelectuales José Vasconcelos, Manuel Gómez Morín y Antonio Caso, los escritores Mariano Azuela y Martín Luis Guzmán, el líder sindical Vicente Lombardo Toledano, el caricaturista político José Guadalupe Posada.